Día del orgullo friki hay muchos que no salen del armario.
Ridiculizados por amigos y compañeros, con padres avergonzados de su hijo ermitaño a los 30 años, sólo por conocerse los territorios de Poniente mejor que las virtudes de los estadios de la liga de primera, el árbol genealógico de Harry Potter de memoria antes que las novias de pakirrin, o haberse leído la obra de Tolkien y no la de Cervantes.
Nunca sabré cuan friki puede ser un letrado que se aprenda las frases de un ilustrado enfrente del que se aprende obras de ficción, muchas veces igual de elaboradas que sus parientes «más serios».
¿Pero a ver quien no se resiste a buscar personajes en esta obra de ficción?