Ya me casé. Ya ni me acuerdo cuando (octubre 2014). Algunos ni se lo creen. Entre esas personas yo mismo. Un sueño, un ángel.
Una de las elecciones más complicadas, si te gusta la fotografía y el vídeo, es el fotógrafo.
No hay que pedirle más al que da todo lo que puede. Pero si te venden una cosa que menos que se parezca a lo que se entrega. Pero esto puede llegar a ser subjetivo.
Pero lo que no puede faltar cuándo es un servicio que realizas directamente para unas personas particulares es el buen hacer.
Se necesita poco para hacer las cosas bien, pero menos aún para hacerlas mal.
Paul Bocuse, cheff
El karma me sirvió este cortadito mientras escribía esta nota.
A ver cómo me queda esta historia o experiencia que tuvimos con este Estudio fotográfico (Parc Central, de Torrent), y si sirve como orientación para futuros novios.
La verdad fuimos a diferentes estudios por recomendaciones de amigos.
Al final nos quedamos con dos opciones. Mapi de Aldaia (de la boda de mi hermana) y los de Parc Central. Los dos nos enseñaron fotografías muy buenas y diferentes. Pero finalmente optamos por la opción que hacía el mejor montaje de vídeo. Los de Torrent. El video era una pasada, y de un paisano Picanyero.
El trato era magnífico. Nos confirmaron que harían sugerencias y guiarían durante la boda para sacar las mejores fotos. Cómo buen obseso de la fotografía lo contratamos todo.
Las fotos para la invitación y las fotos preboda para el libro de firmas salieron muy bien. Aunque ya en esta preboda detecté un poco de fotos tipo: las cuatro escenas en los cuatro lugares con los cuatro movimientos tipo que siempre repiten los fotógrafos en los reportajes de boda (esto lo advertí en diferentes estudios). Como dice algún monologuista que no recuerdo la ciudad de las ciencias de Valencia se hizo para que los novios posaran. Casi las mejores localizaciones fueron las que sugerimos nosotros, aunque esto último si es subjetivo, porque fuimos al lugar donde nos conocimos.
Llegó el día.
Las fotos en mi casa quedaron muy bien y las de mi mujer también. Un despliegue con gopro acuática incluida y con una cámara sobre un cochecito controlado a distancia. De ese despliegue y esas imágenes por lo que parece ninguna se pudo aprovechar. ¿Fotos no realizadas en ese tiempo y recursos malgastados? A mi sobrino no le quisieron dedicar tiempo para sacarlo bien en las fotos. Pero las fotos que salieron estuvieron muy bien hechas.
En la boda pedimos que grabaran los audios y los discursos, que nos escribieron amigos y familiares a propósito (no los pasajes bíblicos) y al duo que nos tocaron canciones y arias (entré en la Iglesia con música de Parque Jurásico!!!). Nos dijeron que sin problemas. El audio se grabó pero la imagen hicieron lo que quisieron cortando aquí y allá, como si de una película con fallos de racord se tratara.
Mi mujer dijo que sí y todo.
Fuimos a hacernos unas fotos antes del convite y las fotografías quedaron espectaculares en la Hermita de Sant Bernat de Carlet.
Llegamos al piscolabis y ya el descontrol fue total. Solicitamos que salieran todos los invitados y familiares en las fotos o el vídeo. Ni en papel ni en celuloide.
No tenemos fotos de los invitados porque además coincidió que casi nadie llevó cámara. Cachis, normal, el fotógrafo aficionado, extra y amigo de otras bodas era normalmente yo.
No me dejaron hacer fotos en el altar.
Era tal el descontrol aparente que incluso la única foto que me hice con mis amigos, con la Secta, llegué por detrás y detrás de todo el grupo se me ve sólo el cabezón. Y hasta aquí la foto de grupo. Las sugerencias prometidas brillaban por su ausencia.
A los dos fotógrafos o les poníamos platos del catering o se llevaban bocadillo. Además que nos parecía mal no ponerles plato, el buen trato previo de la gente del estudio les hacía merecerse comida del restaurante. Se les vió más aplicados con los cubiertos que con los flashes.
Para ser sinceros la comida fue lo mejor. Pusimos hervido.
Incluso uno de los regalos que entregamos a los invitados no quedó registrado. Los vi como entraban de la calle de hacerse un cigarro y como con un aspaviento se lamentaban de no llegar a tiempo.
Los audios o cánticos de los invitados, un que se besen u otros, tampoco se grabaron. Por lo menos la broma que me hicieron los amigos sí se grabó.
Hubo caída de tarta y todo.
Las fotos que sí que hicieron quedaron bien. Ciertamente estos fotógrafos se centraron más tiempo y hicieron más disparos en las invitadas y en las sobrinitas de mi mujer. Lucen más a decir verdad.
Y el baile fue algo raro. Sin apagar luces y con la mitad de los invitados que ni se enteraron. Nadie lo grabó.
Tanto fue que no se enteraron, que el mismo cámara se quedó sin batería. Tanto no se enteraron los fotógrafos que no fueron capaces de decírnoslo después del baile para que repitieramos. Tanto que no se dieron cuenta de avisarnos en el postboda donde nos volvimos a vestir. Tanto no se dieron cuenta que avisaron al jefe, todos callaron, y aún el jefe nos dijo luego que no supo nada hasta ver el vídeo. Mintieron.
El cámara me extrañó, cuando le sugerí/pregunté cómo se debía hacer una escena tipo el final de «El bueno, el feo y el malo» de Sergio Leone y él no tenía ni idea de que escena o de que película se trataba. El susto al ver el vídeo, además del baile cortado y sin grabar 30 y pocos segundos a mitad de la coreografía, fue ver que había insertado en medio del baile en el salón iluminado de luz blanca, escenas de la fiesta posterior en la noche iluminadas con luz morada de focos de discoteca. El cámara, que además también montó el vídeo, estaba orgulloso del trabajo entregado, que nada tenía que ver con el vídeo demostración del estudio, y pese a lamentarse por el despiste de las baterías estaba contento por el retoque con la inserción de imágenes moradas en el baile porque el título del DVD que lo anunciaba él lo había coloreado del mismo color rosaceo. El título justificaba las imágenes moradas, según su opinión.
Las fotos del postboda fueron bien (salvo por lo de haber podido repetir el baile). El fotógrafo conoció ese día Las Torres de Serranos como set de fotografía. El resto de fotos muy tipo/ típicas. Pero salieron muy bien, todo sea dicho. Luego el trabajo de la maquetadora del libro también fue bueno.
Pero el vídeo fue un desastre. Otra de las chicas del estudio nos hizo los retoques prometidos al principio después de mucho pelear. Pero sinceramente todavía no lo hemos visto, desganados y afligidos si lo vemos porque hay gente del vídeo que ya nos abandonó.
Lo curioso de todo es que para lo que se escucha por ahí no nos fue tan mal. Ni se borraron todas las fotos, o todo el vídeo salió movido y borroso. Algo salió. Y cuando nos las dieron aún estábamos casados, mucho decir del aguante de mi mujer.
Los que nos recomendaron el estudio, porque las fotografías eran muy buenas de calidad (y lo fueron las que hicieron) en el proceso también salieron trasquilados con el vídeo. Se les pasó avisarnos, pero aún así nosotros ya estábamos metidos hasta el cuello con ese estudio cómo para dar marcha atrás y cambiar.
Es curioso que la gente en los foros y en su propia web están muy contentos con ellos (en su web sería fácil filtrar los comentarios pero en un foro no tanto). Quizás sólo eligieron el reportaje fotográfico. Quizás el estudio ha aprendido con el tiempo.
Pero que poquito hubiera costado hacer las cosas de buena fe, y teniendo medios y conocimientos, que menos que poner un poco de buen hacer.