Santiago Calatrava es un arquitecto valenciano con un estilo único, casi de ficción.
Sus diseños de edificios con acero, cristal y cerámica se retuercen como los músculos, reproducen las formas de la naturaleza.
Formas futuristas e imposibles de realizar técnicamente que se levantan por todo el mundo.
Pero plasmadas con especificaciones llenas de errores del pasado e imposibles, pero imposibles de implementar en una usabilidad del día a día que hace que sus puentes en tensión no sean transitables, o que sus fachadas o superficies se caigan u oxiden.
Construcciones de ciencia ficción que triunfan más en este tipo de películas que en la vida real llenando decorados del skyline de Londres en Star Trek en la oscuridad (2013).
O de su predecesora, en la silueta al fondo de la ciudad de San Diego en la sede de la Federación de planetas (2009), o Tomorrowland (2014).
Tampoco se salva el fondo del la nave nodriza del remake de la serie «V» (2009).
En todas ellas la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia tiene gran presencia, ciudad que convierte al arquitecto en un ejemplo de como el trabajo bien acabado es una ficción.