¿Qué hacemos sentados?

El próximo fin de semana se celebra Funermostra, La feria internacional de Funerarias. Ya anticipamos que se exhibirá un sofá ataúd, pero hay más novedades. Así, por ejemplo, un ingenioso escultor presentará una serie de féretros con los escudos de los clubes de fútbol y unas urnas con los anagramas de los distintos partidos políticos. Pero lo que más me ha sorprendido es un ataúd que permite sentarse al difunto. Está formado por dos cubos, uno encima de otro, y en su interior hay una silla especial. Varias empresas ya se han interesado por él.

Y es lógico. Si nos pasamos la mayor parte de la vida sentados por qué no vamos a presidir nuestro funeral también sentados. Los más avispados ya se habrán dado cuenta de que hoy voy a reflexionar sobre: ¿Qué cosas hacemos sentados?

Hoy voy a reflexionar sobre ¿Qué cosas hacemos sentados?

Pues casi todo: jugar a las cartas, conducir, sacarnos los dientes, montar a caballo. La pregunta sería más bien «¿qué cosas no hacemos sentados?», porque hay gente que por no levantarse de la silla se mueve arrastrándola con el culo. Suena el teléfono y acuden a golpes de silla, aunque la silla no lleve ruedas.

La gente se mata por una silla, por un sitio donde descargar el cuerpo. En realidad la gente anda porque no tiene más remedio. Imagino que llegará un tiempo en que las calles tendrán una cinta transportadora con silla incorporada. Podría llamarse el carril silla.

Estar sentado es, como decía, la condición natural del hombre. Lo antinatural es estar de pie. Cuando nos castigaban de pequeños nos ponían firmes ante la mirada de toda la clase, para avergonzarnos, o cuando nos preguntaban. Y cuando el jefe te quiere poner nervioso te llama al despacho y no te dice que te sientes. El esta repantigado y tú delante, de plantón. La silla nos da la seguridad, y si es sillón lo que nos da es respeto.

Pero a veces sentarse no mola… si tu mujer te dice: «siéntate, que tenemos que hablar», malo. Y si te sientan en el banquillo de los acusados no te digo, Rodrigo.

La silla la llevamos clavada muy dentro del alma. De pequeños tenemos nuestra sillita y la llevamos a todas partes, y de mayores nos aferramos al sillón. Los políticos y los jefes no invierten la mayor parte de su tiempo y de sus energías en grandes empresas y proyectos, sino en que nadie les mueva del sillón.

La silla es imprescindible en nuestra vida. En algunos sitios aplican la pena de muerte sentados, lo que no deja de ser un detalle. Ahí tenéis la silla eléctrica. Es muy incómoda y da calambre, pero hay que ver lo que farda… ahora que no se yo si las de diseño no son más incómodas. También acaban dándote calambres en las piernas si estás mucho rato sentado en ellas, que no hay quien las entienda…

También, para los que se pasan todo el día ante el ordenador, esta la silla ergonómica. Se acopla a la rabadilla, y en vez de apoyarte en la espalda te apoyas en las rodillas, como si estuvieras haciendo penitencia… ¿cómo puede ser que soportemos cosas así sin denunciarlas? Si parece que va a venir por detrás un verdugo y te va a golpear con un hacha… Esto no puede ser bueno.

Luego están las sillas del comedor de casa de mamá: muy lucidoras, pero también incómodas. Son demasiado tiesas.

La gente que practica el yoga, que sabe hacer la posición de loto, se acopla en cualquier rinconcito del suelo. Pero los que no sabemos, cuando estamos cansados y no hay una silla a la vista nos quedamos acuclillados, y acabamos con dolor de corvas… cosas así pasa cuando sales de copas y acabas sentándote en el capó de un coche, porque ahora no hay sillas en los pafetos.

El mejor asiento del mundo es el sillón de masajes. Le das a un botón y empiezan a moverse unos rodillos por la espalda, que no te levantarías nunca… Cuando voy a los grandes almacenes, tienen que sacarme con fórceps del sillón. Ya me conocen los dependientes, y si tengo que quedar con alguien quedo ahí. No me importa que tarde…

Pero para silla cómoda el water de uno. Que bien se está y como se ajusta a nuestra medida. Aunque se podría mejorar. La parte donde depositamos las nalgas debería ser mullida, pero impermeable. Y es que algunos hombres no aciertan ni en el ruedo de una plaza de toros.

Tengo que decir que los asientos de los cines de ahora me parecen un atraso. Son demasiado estrechos. Cuando abres las piernas se te salen por los lados… y la cocacola grande no cabe ese agujero que te ponen… por cierto, me parece absurdo que con tanto estéreo y tanto Dolby Surround, no pongan doble cantidad de reposabrazos. ¿por qué no hay un reposabrazos en cada sillón, y tienes que pasarte media película peleándote a codazos con el tipo de al lado, hasta quedarte con tu sitio?

Cada día hacemos más cosas estando sentados, hasta las protestas. Ahora, para protestar, la gente hace una sentada… es tan importante estar sentado que no se es persona hasta que no sientas la cabeza… y esto es todo. Espero que os haya sentado bien.

Pablo Motos

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